


La larga aproximación es para mí parte del aliciente, porque me gusta andar por Montserrat. Hemos ido por Coll de Porc, desde Can Massana, por el camino que pasa bajo La Cadireta, en cambio a la vuelta, hemos descendido la canal de El Lloro y, tras pasar bajo El Dit, el camino que pasa por el refugio y las portellas.
El primer largo no es tan fácil como parece visto desde abajo, la roca inspira poca confianza y los seguros no abundan (lV - lV+).
Hemos alcanzado el final de un contrafuerte y hecho reunión en unos arbolillos. Ahora se nos presenta un muro vertical y compacto, que empieza con tres pasos de estribos en los que hay que estirarse mucho. Abandonamos los pedales dando un paso de equilibrio y decisión (V-). Después marca cuarto, pero es un cuarto difícil. Sigue con unos pasos finitos (V) y más cuarto difícil, hasta que nos ponemos en terreno fácil pero descompuesto y, bordeando el boño final, llegamos a la cima de El Bastó. De seguros bien, sin estar cosido.
De la segunda reunión, que hemos hecho en los árboles del final de una canal, salimos con una fácil grimpada, remontamos otro boño y bajamos por el otro lado de él, a una canal caminable. Bajamos por ella un poco, no mucho, observando el muro que nos presenta El Frare, encontramos una linea de buriles viejos pero sólidos, cercanos entre si. Es el inicio del cuarto largo, que no ofrece ninguna dificultad, salvo un paso en libre (V-) para alcanzar la reunión, colgada pero cómoda.
Salimos en diagonal a la izquierda, en libre, abandonando la linea de buriles, que continúa recto. Es una escalada muy bonita, con roca franca y seguros razonables (lV+ /V). Desde la última chapa hasta arriba hay unos diez metros, pero la dificultad va decreciendo. Eso si, es conveniente elegir bien el camino.
Descenso en rapel de unos treinta metros. Hay una vieja instalación de antología, pero un poco más abajo, relucen dos paraboles inox, con anillas.
Vía escalada en compañía de Ferrán Pradas, que ha hecho la mayor parte del trasbajo.