viernes, 2 de enero de 2009

Grotesco principio de año



Durante los quince años de ciclismo, pasados, solía empezar el año haciendo cien Quilómetros. Ahora que he vuelto a la escalada, lo empiezo escalando.
De vez en cuando, me gusta hacer algo en solitario. Siempre elijo vías muy facilonas. Esta vez he ido a Lo tio gos, en el Gorro Frigi, de la que me bajé no hace mucho, porque hacía mucho viento y mucho frío. He visto, desde abajo, la baga que dejé en la primera reunión y allí sigue estando. Como ha llovido tantos días, son numerosos los chorreones de agua en las paredes y uno, bien hermoso, cubre el primer largo de la vía, así es que cambio el plan y me voy a El gruñón, más a la derecha, con final común con la otra.

El acceso al Monasterio está restringido al aéreo, por causa del desprendimiento, como sabe todo el mundo, éstos días, lo cual provoca una gran tranquilidad en la zona. Solo unos pocos turistas, extranjeros en su mayoría, han acudido al Monasterio. En la región de Gorros no se ve a nadie en absoluto. No se oye el habitual escandalo del monasterio, lo que provoca una sensación de tranquilidad inusual en aquel lugar.

La vía resulta una progresión fácil y superasegurada. Subo....bajo....vuelvo a subir....He puesto la alarma del móvil a las cinco, porque el último viaje del aéreo es a la siete menos cuarto. Entre que he salido bastante tarde y unas cosas y otras, he empezado la vía pasadas las dos de la tarde y, como la escalada en solitario resulta bastante lenta, me han dado las cinco en la última reunión, así es que decido rapelar por la canal del primer largo de la vía Viaplana, que va a dar cerca del camino. Ya había bajado por allí hace mucho tiempo. Aquello está chorreando, lleno de barro y de árboles en los que va atascándose la mochila. Llego al final de la cuerda. Hay una buena repisa, estupendo. Me quito la mochila y me dispongo a recuperar la cuerda. El final de la canal está ya muy cerca. Vaya, la cuerda no viene, roza mucho entre las ramas. Tengo que subir. Subo. No ha hecho falta hasta arriba, desde aquí ya si que corre. La recupero y la vuelvo a poner en otro árbol. Cuando subía, he encontrado una baga larga, muy buena, que no había visto al bajar. lleva allí poco tiempo, está nueva. Ahora ya llega la cuerda hasta abajo y además puedo retirasme de la canal. Bajo con más comodidad. Ya está estoy abajo. La niebla empieza a envolverme al mismo tiempo que está anocheciendo. Saco el frontal.

Tengo el tiempo justo para coger el aéreo. Correteo por la ladera embarrada sin fijarme mucho en por dónde voy. Se que el camino está ahí abajo, cerca y que baje por dónde baje, saldré a él. Sigo un poco de sendero que me lleva a una rampa de roca que está muy mojada. Me tiro como por un tobogán y en seguida me puedo poner de pié y veo que tengo el camino a unos diez metros por debajo, pero no puedo bajar por aquí porque es muy vertical. Vaya, que casualidad. Empiezo a flanquear en busca de un punto más propicio y la cosa empieza a complicarse. Es una rampa de tercero, de adherencia, con algunos pegotes de tierra pegados. El problema es que, entre el agua y el barro no hay adherencia que valga, sino que lo que hay es una galleta de lo más tonto.

Si flanqueo diez metros más llego al bosque y estoy salvado. Allí podré agarrarme a las ramas y, aunque sea arañándome....
He dejado caer la mochila para ir más ligero. En ella está la cuerda pero aquí no veo posibilidad de utilizarla y, si encontrase un puente de roca o algo, empalmando bagas largas, que llevo, podría bajar por ellas.
El suelo está a unos seis metros, la noche se cierra y la niebla me envuelve. Por suerte, llevo frontal. La cosa se ha complicado mucho. Si estuviese seco, creo que podría ir casi si utilizar las manos pero así, la situación es muy distinta, aquello patina muchísimo. Estoy en una pequeña repisita de tierra, uno de los pegotes adheridos a la roca, de unos quince centímetros de ancho por cuarenta de largo. Debajo, a unos seis metros, el camino y, entremedias, pared bastante vertical y muy mojada. Volver por dónde he venido tampoco lo veo nada claro. Que situación tan ridícula. Pienso en la posibilidad de dejarme caer, pero es que me voy a romper una pierna, como mínimo, casi seguro. Pues nada, llamo al ciento doce y explico mi situación. Al poco me llama un jefe de bomberos y me aconseja que mejor no me mueva. que tenga paciencia porque el helicóptero no funciona por la noche y, como la carretera está cortada, van a tener que subir andando.
Pasa el tiempo, la humedad me va calando, la posición es muy incómoda y no está claro que aquel pegote de tierra remojada vaya a aguantar indefinidamente. Hay un buzón bastante bueno en el que puedo apoyar un pie. Tengo tres posiciones par ir cambiando: En cuclillas en la repisita, con el pie derecho en el buzón y el izquierdo en la repisita y con el pie izquierdo en el buzón y el derecho en la repisita. También puedo estar en cuclillas, pero mirando hacia el otro lado, pero eso es casi lo mismo.

Por fin llegan los bomberos. Son tres, el jefe con el que hablé por teléfono, que es de mi edad y dos jóvenes, que son los escaladores.
Con ayuda de las bagas largas empalmadas me pasan el casco, que estaba en la mochila y también una chaqueta de que es la de uno de ellos.
Uno intenta subir pero, que va, eso está muy chungo.
Les propongo que den la vuelta por un sendero próximo y, desde arriba, pongan una cuerda fija, en cualquier árbol y así lo hacen.
La maniobra resulta lenta por culpa de la noche y la niebla. Me doy cuenta de que el buzón está cada vez más arriba, lo que significa que la repisa está cediendo. Pongo un pie en el buzón y procuro dejar el mínimo peso en la repisa. Ya están instalando la cuerda.....noto como la repisa está desapareciendo bajo mi pie izquierdo...tengo que salir....todo patina mucho, las botas son zuecos de barro, busco presa de mano, no hay canto, la mano izquierda en otro pegote de tierra que se arranca al traccionar, la derecha encuentra una cantito, está helada y sin tacto, me supero...bien....Ahora estoy solo sobre el pie derecho, lo demás en adherencia dónde no la hay....permanezco así.
Están echando la cuerda pero, como es ramposo, no cae bien.
El bombero jefe permanece debajo de mí. Le digo que estoy apunto de caer. Me dice que no me caiga. Le digo que yo no quiero. pero....se me está contracturando la pierna sobre la que me apoyo....¡daros prisa, por favor!....
Un bombero empieza a bajar por la cuerda y consigue lanzarla cerca de mí....la cojo.....mira que llevo cacharros, jumars, reverso, bloquedor, y más, pero me veo incapaz de colocarlos sin caer, intento pasarme la cuerda para rapelar en dulfer, pero ni eso...me agarro y me dejo ir.....hago un poco de péndulo y, aunque las manos están insensibles, aguantan, bajo un poco y alcanzo una repisa. Ahora si puedo ponermela en dulfer.... acabo de bajar y el bombero me da un abrazo.

Tenían un coche en el Plá de las tarántulas. Me cuentan que han subido en otro vehículo hasta el desprendimiento, lo han cruzado a pie y han seguido andando hasta el monasterio, dónde tenían el todo terreno con el que han subido hasta el Plá de las tarántulas.
Me dicen también que no pueden permitir que yo cruze por el desprendimiento y que los caminos de bajada también están afectados y en malas condiciones. Me piden que me quede a pasar la noche en el monasterio, que con salvarme una vez ya hay bastante. Como la petición es más que razonable y, además era lo que ya había pensado hacer, despues de avisar a mi familia, para su tranquilidad, me voy al al Hotel Abad Cisneros, me tomo una cerveza, me ducho y a la cama.

Esta mañana he salido del hotel, con un firme propósito de enmienda en cuanto a la tendencia natural que tengo a enmerdarme, problema derivado de un despiste innato y, mientras iba pensando en eso, me estaba yendo en dirección contraria a la que debía. De todas formas, no desisto en intentar fijarme más en por dónde voy.

1 comentario:

Lluís Nadal dijo...

Y pensar que hay quién se va al fin del mundo para correr aventuras, y tu las encuentras en ¡El Gorro Frigi! ¡Pero si es como el patio de tu casa!

Bromas aparte, hiciste lo correcto, aparte de perderte i de tirar la cuerda, claro. Ahora que, si me pasa a mi, prefiero abrazar a una bombera...

Nos vemos