lunes, 4 de mayo de 2009

Cavall Bernat, vía Anglada - Guillamón

Vía Anglada - Guillamón, al Cavall Bernat, ¿Hay algo que suene más montserratino?
Seguir los pasos de aquella ilustre cordada, casi cincuenta años después, hasta la cima más desafiante y soñada por generaciones de escaladores de Montserrat, sólo puede ser un orgullo y un honor. No es demasiado difícil, pero hace falta manejar bien los estribos (o mucho, mucho grado, para sacarla en libre). Cuenta con todo el ambiente de las grandes paredes, ese que hace que me sienta alejado del mundo corriente, más cerca del cielo que de el suelo. Es sin duda, una gran clásica, una vía con pedigrí.

No tengo fotos de esta escalada. Llevaba una pequeña cámara en el bolsillo, pero no llegué a sacarla. No me preguntéis porqué, no tengo respuesta, es lo que me pidió el cuerpo.

La aventura empieza la tarde del día de antes, con esa sensación del que va a acometer algo importante. Hace un año y algo, abandoné desde una falsa reunión, intercalada en la quinta tirada. Mi compañero, como no, sería otra vez el mismo, Ferrán Pradas.

A las siete de la mañana suena el despertador y a la ocho recojo a Ferrán en la estación de Sants. Viene en tren desde su domicilio, en la falda del Montseny.
A las once, empiezo a trepar por la base de la canal, en dónde empieza la vía. Hoy no ha habido almuerzo en el bar, solo unas cuantas barritas energéticas en la mochila, es una vía larga y hay que ir por faena.
En las reseñas dice que se tardan cuatro o cinco horas, Nosotros hemos tardado diez. Desde luego que la velocidad no es nuestro punto fuerte.

El primer largo empieza siendo tercero, para llegar hasta cuarto, conforme se va enderezando la cosa. Se va avanzando de arbusto a arbusto, arbustos que pueden servirnos de seguro y, el penúltimo, es la reunión.
Llega Ferrán y continua con la siguiente. La canal se convierte en chimenea graduada de quinto. Para ser quinto, no la encuentro muy difícil. Como seguro, hay algún que otro buril y un árbol.
Para llegar a la reunión, que es colgada, hay que desviarse un poco a la izquierda, justo en dónde la chimenea se transforma en diedro. El equipamiento que encontramos es el que vamos a tener en todas las siguientes reuniones: dos spits con buena pinta y cuatro o cinco buriles.
Dice Ferrán que mejor sigue él en cabeza. Empieza en libre, de quinto superior, con algún que otro paso de Ao y, llevando unos diez metros, despliega los estribos. Yo hago algo parecido, pero con más Ao y saco los estribos dos o tres metros antes que él, estribos que no soltaríamos, prácticamente, hasta muy cerca de la cima.
La tercera reunión es también colgada y muy aérea. Noto que Ferrán está un poco inquieto. Coloca un friend y da el primer paso. Comento que esa la podría hacer yo y le faltan piernas para volver a la reunión. Es el momento en que necesita un descanso psicológico que me siento capaz de darle, a diferencia del anterior intento. Quizá fue eso lo que faltó, pero entonces no me veía capaz.
El diedro continua. Igual que en la tirada anterior, se alternan los clavos y los viejos buriles con spits de sólido aspecto. La cosa va sobre ruedas. Hay pasos largos, pero los soluciono con facilidad. Progreso relajadamente, charlando mientras subo. a los diez minutos, Ferrán ha recuperado la tranquilidad.
Llego a un paso complicado: un taco o, mejor dicho, lo que queda de él, tiene una baga medio rota, pasada por detrás. Muy lejos, un spit del que cuelga una baga desilachada, difícil de alcanzar. Recuerdo el gran esfuerzo físico y mental que me costó aquel paso, la otra vez. Al estar el taco metido en el diedro desplomado, resulta difícil superarse al primer peldaño y estirarse para coger el extremo de la baga. Además, el estado del material da mucho miedo.
Meto un buen friend quince centímetros más bajo que el taco y, desde él, decido probar el inventillo que habíamos preparado, para casos de emergencia: una antena de coche con un fifí en la punta. No es ninguna originalidad pero resulta muy práctico. ¡Jajajá! ¡Solucionado!
Un rato después, llego a la cuarta reunión, una baumita muy curiosa y útil. Es como el agujero de un queso de gruyere, en el que pueden sentarse dos persanas. En el anterior intento, aquí llegué agotado. Ahora estoy mas fresco que una lechuga y tengo una actitud mucho más tranquila y positiva. Es un indicador del progreso que he hecho.
Llega Ferrán y le pregunto como hacemos. Me contesta que le de todos los cacharros, que se va para arriba.
La quinta es la tirada clave de la vía, para hombres... Hasta allí, hemos ido encontrando bagas en las reuniones, que indicaban que la cordada que nos precedió había abandonado. Unos metros más arriba, se ve un mosquetón.
Ferrán se ha centrado por completo y demuestra que está en forma. Yo creo que no hubiese sido capaz de abrir ese largo.
Pasa el tiempo, la cuerda va saliendo lentamente del reverso. Nos oímos con cada vez más dificultad. Al final, no nos oímos en absoluto.
Por la cuerda que queda y los movimientos de ella, deduzco que está en la reunión. Lo llamo al móvil y me responde: "arf, ufff, estoy en la reunión, uuff, la tengo montada, ffff, sube arfff".
El extraplomo, que se inicia al final de la tercera, aquí se vuelve más pronunciado. Siempre pasos largos, buriles, spits, clavos, puentes de roca, bagas andrajosas, algún friend... El patio y la grandiosidad propios de la región de paredes... Llego a la falsa reunión desde la que hice el rapel más espectacular de mi vida, sesenta metros volados, pero volados, hasta apoyar la punta de los pies en el árbol de la segunda tirada, gracias al chicle de la cuerda. Es el punto de no retorno.
Ahora viene lo más "divertido". El extraplomo se vuelve pronunciadísimo y el equipamiento muy rústico, además, ha habido que colocar alguna que otra pieza. Avanzo estirándome, con uñas y dientes, hasta enganchar la deisy que llevo unida al arnés, sin fijarme mucho en dónde, que mejor no saberlo... A continuación, subo por la deisy, ganando palmo a palmo, así todos los pasos... Allí abajo, la Colonia Gomis.
Pienso que si algo me salta (cosa que no parece muy difícil), no se si voy a poder volver a la pared, porque me voy a quedar muy retirado... Bueno, llegado el caso, remontaré por las cuerdas. Por suerte, no fue necesario.
El extraplomo empieza a suavizarse y aparecen buenos spits. Eso si, muy separados. De dos de ellos cuelgan bagas,señal de que ha utilizado la antena.
El extrtaplomo cede por completo y un flanquéo, con salida final, en libre, me deja en la bauma mas acogedora del mundo, más grande que la anterior, se puede estar incluso tumbado. Me dejo caer en ella, ahora si que estoy cansado...uufffff.
Ferrán está con buenas sensaciones, casi radiante. Coge mi reverso, le coloca la cuerda para que le asegure y me lo da. Se va por un flanqueo un poco tonto, que no difícil y desaparece. Pasa un buen rato y me grita que va a salir en libre...Corre la cuerda y otra vez no nos oímos. Vuelvo a utilizar el móvil y entro en una placa vertical que es como escalar la cara de las nubes, de estancia agradable, no tira para atrás y todo son spits. De lo que no te libras es de estirarte. Hay un paso que no se como lo hubiésemos hecho sin la antena, estirado al máximo me falta casi medio metro y en libre, parece complicado.
Al fin la verticalidad cede y, con buena roca y grandes presas, alcanzo la cumbre del Cavall, con la últimas luces del día.

Hay unas cuerdas atascadas en el rapel y sus dueños esperan, desde abajo, a que se las recuperemos. Una cordada está en la última tirada difícil de la GAM de Diablos (una de las más duras de la vía).
Tomo la iniciativa en las maniobras de descenso y recuperación de la cuerdas atascadas... Empieza a haber poca luz.. Los de Diablos encienden los frontales. El mío está en la furgoneta, soy un tipo listo...

Una voz en off me orienta (es el habitante de San Antonio)... Al fin conseguimos descender, nosotros y todas las cuerdas... Los de Diablos están alcanzando la cresta cimera.
La voz en off pregunta si estamos ya abajo, le digo que si y le doy las gracias.


Nos juntamos con los dueños de las cuerdas atascadas, que son dos jóvenes que han hecho la Punsola. Son las diez de la noche, los vehículos están en Santa Cecilia. Somos cuatro y tenemos un frontal que casi no funciona. Descartamos bajar por la canal del Cavall, por precaución.
Después de perdernos varias veces en los alrededores cercanos, demostramos que, además de poco precavidos, por no llevar buenos frontales, somos bastante torpes para buscar el camino en la oscuridad, una combinación poco práctica. Finalmente, vamos hasta el Cap de Mort y, desde allí, bajamos al camino de San Jerónimo. Aquí ya si que si nos perdemos es para matarnos.

Al pasar la Pantxa del Bisbe, Ferrán quiere ir a Sant Benet, tomar algo allí y luego bajar por el camí de L' Arrel. Cosa muy lógica en condiciones normales, pero me veo toda la noche dando tumbos, desorientados en la negrura del bosque y le convenzo para que vayamos por el monasterio. Los chavales son de mi misma opinión. Muy lejos está la época en la que me recreaba en recorrer la montaña en solitario, durante la noche, siempre sin iluminación.

Cuando llegamos a Santa Cecilia, por la carretera y acompañados de un perro que se nos ha unido en el monasterio, vemos a los de la GAM de Diablos, repartiendo tranquilamente el material.

Finalmente, a las dos de la mañana, caigo en la cama, con todo el cuerpo dolorido y un buen sabor de boca, mientras Ferrán vivaquea en el sofá del comedor.

5 comentarios:

Jordi_Brasil dijo...

Felicidades a las dos por esta "classica" y mi comentario es sobre este asunto de la falta de rapidez que os sigue desde siempre, veras tu Juan Carlos eres muy metodico con el material y las maniobras especialmente en el montaje de los rappeles, pero en mi opinión os mata el manejo de las cuerdas, son ya varios los abandonos por problemas causados or las cuerdas y creo que podrias un dia practicar alguno de los trucos que empleo, si tu tambien conoces algunos y los empleas pero de forma dispersa, creo que si entrenas una metodologia adaptada a tu estilo mejorara mucho vuestro rendimiento, ganando es tiempo y desgaste hormonal.....

Sin fama ni gloria, acciones y reflexiones. dijo...

Últimamente he mejorado mucho, en ese aspecto que comentas. Creo que la cuestión no es esa, sino, simplemente, escalar más deprisa.
No obstante, estoy dispuesto a aprender cosas, que eso es siempre útil.

Lluís Nadal dijo...

Felicidades! Por fin cayó! Y tranquilo, que bien está lo que bien acaba, pero para escoger proyectos tened en cuenta la ecuación capacidad-dificultad-velocidad, a medida que la dificultad se aproxima al límite de nuestra capacidad la velocidad cae en picado!

Hasta pronto!

Sin fama ni gloria, acciones y reflexiones. dijo...

Si, creo que esa es exactamente la cuestión.

Mingo dijo...

Muchas felicidades, l'Anglada al cavall és una via guapa donde no te regalan nada. Respecto al tiempo, lo que dice Lluís; bien esta lo que bien acaba.
Salut