domingo, 27 de diciembre de 2009

Mutant World


Sigo refugiándome del frío, en el Pic del Martell. Esta vez en compañía de Pere y Quima. La vía la a elegido Pere, que ya la había recorrido muchos años atrás. La elección ha sido magnífica (desde el punto de vista de que lo más dificil ha sido para él).
El primer largo es el más mantenido y he tenido que apretar lo mío, que los principios se me suelen atragantar, y eso que iba de segundo, un poco asustado, pensando que si la tónica era esa, de primero me daría la risa tonta. He tardado algo así como un huevo, poco más o menos.
Luego, en el segundo, ya me he metido yo, con la espectativa de que es mucho más fácil. Ya lo creo que lo es, no tiene el menor problema. La reunión bajo una placa que acojona, por donde la vía continúa.
Placa en la que Pere tiene que apretar y Quima, que hasta ahora había subido con mucha facilidad, tamién, a pesar de un acerillo. El problema lo tiene en su corta estatura, ya que no alcanza a las presas, que son las únicas que hay. De todas formas, lo soluciona sin entretenerse mucho. Yo también hago un a cero que, al ser más alto que ella, me permite subir sin demasiados problemas. Además, ya voy entrando en situación.
Me toca la última que, en principio, tiene un paso duro.
El llegar hasta el paso duro parecía muy fácil y, aunque no lo es tanto, voy progresando bien, colocando algún que otro friend. Por fin llego al paso duro, en el que hay un parabol. Se trata de un desplome, recorrido por una fisura. Para decidirme a chapar el Parabol, coloco un friend. Pruebo y encuentro un buen buzón, me supero, bloqueo, busco y no encuentro otro buen canto para la otra mano, que es lo que me haría falta. Saco el friend de debajo del parabol y lo pongo más arriba, con la esperanza de que me sirva de trampeo, pero no, no me sirve. Lo vuelvo a probar dos tres veces más y nada, que no sale. Entonces miro a la derecha y veo que, a unos dos metros, hay un espoloncillo por el que parece más fácil. En efecto, el escaqueo da resultado y, con facilidad, me planto encima del desplomillo. De allí a la reunión es coser y cantar.
Quima, tras varis intentos y con gran esfuerzo, supera el paso del desplome. Es una "jabata". Pere no tiene grandes problemas. Me fijo en como empotra la mano en la fisura, con mucha técnica.
De aquí a la cima, solo resta una fácil grimpada, medio andando, que hago yo mismo, ya que era como iba mejor para las cuerdas.

He encontrado la vía muy guapa. Semiequipada, con paraboles, en los lugares más comprometidos y en las reuniones, que son en buenas repisas. Además, puede completarse el equipamiento con facilidad, con friends y tascones. Está de quinto, pero algunos pasos podrían ser un poco más, sobre todo si no se está muy acostumbrado al tipo de roca.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Retorno Mágico

Vía de sugestivo nombre, que asciende al Pic del Martell, por terreno con bastante vegetación. Graduada de cuarto y cuarto superior, casi solo hay equipamiento en las reuniones, que están con paraboles inox, salvo la segunda, que aprovecha una laja, en la que hay colocada una cadena, además de un spit y no se si algún buril (en esa no me paré). La primera la pasamos de largo y la hicimos en un clavo con cemento, reforzándola con un friend y un tascón. Todas están ubicadas en cómodas repisas. Los largos están limpios, salvo un parabol, un clavo y un buril (creo). Ah, y friend que no se puede sacar. Eso si, se puede poner de todo por todas partes.
Mis compañeros han sido Joan y Fernándo.
Hemos coincidido con otra cordada de veteranos, conocidos de Joan. En la foto puede verse la retención que provocaba un servidor, mientras escalaba el tercer largo.

La vía me ha gustado bastante, a pesar de la vegetación. Escalada atlética y divertida, con algunos pasos que nos los hemos tenido que mirar, pese al grado indicado en la reseña, pero muy asequible en general, y con la gran ventaja de resultar fácil la colocación de friends y tascones, además de abundancia de puentes de roca y arbolitos.

El primer largo es el que me ha resultado más dificil, con algún que otro pasito que, para ser cuarto... vaya vaya. También es verdad que las primeras tiradas suelen costarme más, hata que no entro en calor y en situación...
La segunda, a la salida de la reunión (haciendo la reunión donde la hicimos), tiene un trocito de unos tres o cuatro metros, que es considerado lo más difícil, está de cuarto superior, aunque algunos le dan más. Se trata de un par de pasos de decisión y un poco técnicos, que supero sin muchos problemas.
La tercera, que es la que me ha tocado, también tiene un inicio de mirárselo, lo soluciono arrastándome como un gusano, por entre unos matorrales. El resto es un festival de supercantos, con infinitas posibilidades para asegurarse. Dices: "ahora quiero un seguro" y tienes para elegir entre al menos dos o tres posibilidades, todas buenas.
La cuarta y última es parecida a la tercera, pero sin la dificultad inicial, aunque puede haber algún pasito, según por donde se vaya, que es un poco de buscar el camino.
Y no pasé nada de frío, como me había abrigado tanto y allí el clima es mucho más benigno, inclso me quité la chaqueta.

Al final de la jornada, cayeron unos callos a los que teníamos echado el ojo desde por la mañana.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Para Jordi Pazos, desde el respeto, pero con sinceridad.

Yo soy un escalador malo y cobarde, pero también soy consciente de mis posibilidades, que es lo primero que tiene que ser un escalador, así es que, consciente de mis posibilidades, elijo vías de poco grado y muchas chapas. Como hay muchas vías de todas clases, puedeo escalar todos los domingos. A veces me canso de ir de chapa en chapa y elijo vías de todavía menos grado y sin tantas chapas.
En ocasiones, en muchas ocasiones, voy con algún colega que escala mejor que yo y se hace lo más difícil de primero, o se lo hace todo, que también pasa.
Luego están los recursos naturales de la pared, que son lo mejor de todo, fisuras en las que puedo meter cacharros que luego me llevo y no dejan huella, agujeros que sirven a la misma finalidad, merlets, sabinas... lo importante es saber donde me meto y en que circunstancias lo hago. Si un día me meto en donde no debía y me hostio, no debo de echarle la culpa a nadie, porque nadie me ha obligado ni engañado para que vaya.
También podría suceder que, en una vía que es de mi nivel, me suceda algún percance, que también puede pasar. Ese es un riesgo que asumo. Yo soy quien decide cuanto riesgo quiero asumir, yo soy quien decide que quiero practicar la escalada, yo soy quien decide que escalada quiero practicar...
Incluso podría abrír vías a mi medida, no lo hago, pero podría, siempre que lo hiciese en donde no había nada. El problema se presentaría si las abriese por encima de otras vías que ya existían, porque es muy probable que a alguien le moleste, incluso es posible que alguien quite lo que yo he pusto, con ningún derecho, con el mismo ningún derecho con el que yo lo he puesto. Y si además, previamente, he insultado y desafiado, si he anunciado mis acciones como una amenaza y, además, lo he hecho públicamente, es previsible que el asunto no va a tener un buen final, y si a todo eso le sumamos que he contravenido no sólo la opinión generalizada, sino incluso la normativa legal...

Si quisiese restaurar vías antiguas y deterioradas, lo pensaría y planearía bien, lo comentaría con otras personas, es posible que incluso siguiese los cauces legales, aunque de eso no estoy muy seguro, pero ante todo, respetaría el carácter de la vía y de los escaladores de la zona. De esta manera, a pesar de que no faltaría alguna crítica, porque nunca llueve a gusto de todos, la sangre no llegaría al río, la vía quedaría restaurada y yo estaría a bien con mis paisanos. ¿Qué problema hay en hacerlo así?

lunes, 7 de diciembre de 2009

Diedro Farreny

Este domingo me he unido a una cordada amiga. La formada por Lluis y Ángel. Escalar con Lluis es escalar con guía. El asume, de forma permanente, la posición de cabeza de cordada, y no le gusta que sea de otra forma, aunque en ocasiones hace alguna excepción. Esa situación me permite recorrer vías que, de otra forma, serían inasequibles para mí. Esta vez ha sido una de esas ocasiones.
El Diedro Farreny, en Vilanova de Maiá, a la vista de la reseña, parece una vía asequible. Lo es para la gente que escala bien, pero cuidado los que vamos justitos de grado. Se trata de una escalada que, no siendo de extrema dificultad, resulta bastante exigente, tanto técnica como físicamente. Ademas, ojito con el grado, que es estilo Sant Benet. Está algo equipada, pero solo algo. Hay que currárselo. Tenía y sigo teniendo ganas de hacer vías que no sean ir de chapa a chapa y esta es una de ellas. Claro que, en este caso, el que se la ha currado es Lluis. Yo solo me he arrastrado por allí, detrás de él.

La primera reunión aconsejan no hacerla, pero nosotros la hemos hecho y no nos ha ido mal.
El primer largo no es difícil, pero es muy descompuesto y da bastante yuyu.
La segunda empieza con un paso en desplome, sin nada para los pies, que es el que más me ha costado de la vía (en la reseña, cuarto superior, je je). luego ya es menos difícil, pero sin ser fácil.
El tercero, en contra de lo que se refleja en la reseña, es para mí, el más duro de la vía. Tiene una medio bavaresa, un empotramiento de pie y brazo, una chimenea herbosa...
La cuarta (tercera oficial, o sea, si no se hace la primera reunión), es la considerada más difícil. Es larga (unos cincuenta metros) y exigente. Además, ya se lleva el cansancio de antes. Seguro que la la percepción de alguien que esté fuerte es muy distinta de la mía. A mí me ha faltado fuerza de brazos, no para esa tirada en concreto, que también, sino para la vía en general. A consecuencia de la reciente fractura e inmobilización del brazo, he perdido mucha fuerza y, lo más raro, es que la he perdido en los dos brazos, no entiendo por qué. El caso es que, en el último, o penúltimo, paso duro de la vía, la pila se ha terminado por completo y fiuuuu, a volar dos o tres metrillos, con el chicle de la cuerda y tal. No pasa nada, lo malo es que ahora tengo que volver a subir por dónde antes me había costado y con la pájara desencadenada. Lo intento y otra vez me caigo. Bueno, pues habrá que subir como sea. Supero el tramo problemático jumando con el shunt y un prusik y alcanzo terreno más fácil, en el que puedo progresar sobre los pies (el problema es en los brazos). Por fin pillo una chimenea, me cuelgo la mochila debajo y voy reptando por allí, hasta una reunión en un gran árbol seco que cualquier día se va abajo. Es muy gordo, pero está muy seco y, cuando te subes a el, para salir de la reunión, de das cuenta de lo que hay. Los colegas habían colocado un par de friends, para reforzar. Veo que la mochila se ha abierto y, mas tarde me daría cuenta de que he perdido la cámara fotográfica. Por si faltaba algo, a Ángel se le cae el shunt. De allí se sale ya por terreno fácil y se llega a una reunión de dos paraboles. a los diez metros o así, a la que me parece que llegarían las cuerdas. Junto a todas la reuniones hay otra reunión con paraboles, pero les han quita do las chapas, igual que a alguno que hay en los largos. Esos dos, como algún otro, la conservan. Para salir de aquí hay un paso atlético que no parece muy difícil, pero me es imposible superarme de brazos, así es que improviso un estribo, con la deisi, y para arriba, que se está haciendo tarde. Después de un tramo facilito, pero descompuesto, salgo por una rampa de tierra y estoy arriba.

Bajando se hace de noche y no tenemos muy claro el camino, pero con paciencia y frontales, conseguimos llegar al coche, sin hostiarnos por aquellos barrancos y canales.

Una cosa que me ha molado ha sido encontrarme con El Málaga, en el bar, a quién hacía más de treinta años que no veía. Aunque nunca me he encordado con él, aparece en los entrañables recuerdos de juventud. Me ha gustado charlar con él. Me ha hablado de una vía que ha abierto últimamente, en la Pared Bucólica, llamada Anís del Mono. También estaba Pepe Guerrero, con quién si escalé de joven. En cierta ocasión, en la pared de Patriarcas, compartimos, junto con El Patito, una aventura de esas que no se olvidan, con vivac agónico incluído.

La conclusió de la jornada es que tengo que fortalecer los brazos y pienso hacerlo.