martes, 13 de abril de 2010

Albert Busquets



Pequeña gran clásica, vía con pedigrí y ejemplo de restauración. Viejo por nuevo y en el mismo lugar. Tres largos cortos, de unos quince metros, el segundo V+ y los otros dos IV, más un último de III, de treinta metros. Hay un seguro por largo, excepto en el de V+, que hay dos. En la tercera aproveché un merlet muy sano. A pesar de que la tirada difícil la he hecho de segundo, he pasado miedo. La dificultad era escasa y la roca excelente. Además, salvo los primeros diez metros, que curiosamente es donde he tenido menos miedo, la exposición realmente no es mucha.
Me ha servido, por una parte, para constatar lo cobarde que soy, pero por otra, para darme cuenta de que realmente no necesito tantos seguros, en una dificultad más que asequible. Se trata de una vía bien asegurada, lo que pasa es que uno se acostumbra a las ristras de chapas y después todo da miedo. Se pierde la confianza en uno mismo.
El segundo largo, que es el clave de la vía, tiene un paso complicado, en extraplomo, con la chapa en la cara. Después tres o cuatro metros de mucha finura, se llega a otra chapa y la dificultad va decreciendo.
Todo son paraboles de puta madre.
Me he acordado de Ramón Albert, aperturista de esa vía y de otras muchas, con quién tuve el placer de encordarme en varias ocasiones y de compartir algunas cosas. Era un escalador típico montserratino, de una finura espectacular y una seguridad a toda prueba. Él si que tenía confianza en si mismo, era un verdadero escalador.